El Tabernaculo de Moises

En Hebreos 10:1-4, el autor hablasobre la insuficiencia de los sacrificios repetidos bajo la antigua ley en comparación con el sacrificio perfecto de Jesucristo.

En el v1, se menciona que la ley antigua era solo una sombra de los bienes futuros y no la realidad misma de las cosas. Esto significa que los sacrificios y rituales en la ley antigua apuntaban hacia algo mayor que aún estaba por venir, que es la venida de nuestro Señor Jesucristo y su sacrificio en la cruz.

En el v 2, se explica que si los sacrificios hubieran sido efectivos para quitar el pecado, no se habrían dejado de ofrecer. Aquí el autor está destacando que los sacrificios repetidos bajo la ley antigua no tenían el poder de eliminar completamente el pecado, por lo que tenían que ser ofrecidos una y otra vez.

En el v 3, se enfatiza que los sacrificios anuales recordaban el pecado en lugar de quitarlo. Esto subraya la limitación de esos sacrificios para proporcionar una verdadera redención y perdón del pecado.

Finalmente, en el v 4, se establece claramente que es imposible que la sangre de toros y machos cabríos pueda quitar pecados. Este verso resalta la incapacidad de los sacrificios animales para lograr lo que solo el Señor Jesucristo pudo lograr con su sacrificio perfecto en la cruz.

En resumen, estos versículos nos muestran cómo los sacrificios bajo la ley antigua eran insuficientes para eliminar completamente el pecado, y apuntaban hacia la necesidad del sacrificio perfecto del Señor Jesucristo.

Hebreos 10:12
pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios,

Hebreos 10:14
14. porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.

Hebreos 10:18, 21, 22 y 23
18. Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.
21. y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios,
22. acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.
23. Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.